La tarde iba cayendo poco a poco
con hastio, con una desgana que a Catalina le hacía daño. Caminaba hacia
su casa siguiendo una ruta aprendida de años , mas de 30 paseado
con prisa por las aceras de baldosas rotas, eran tantos años juntas que
se sabía de memoria cada agujero del camino e instintivamente, casi sin
mirar, se apartaba unos centímetros antes de llegar.
Trabajaba en el turno de noche porque se consideraba un poco
insociable, un poco? le diría su amiga Lourdes, creo que te quedas
corta.
A Catalina le gustaba la
soledad y la rutina y su trabajo en una fábarica de conservas de su
ciudad, era perfecto para ella. En el turno de noche preparaban todo el
material para que los compañeros de la mañana y de la tarde pudiesen
trabajar.
Todos los días eran lo mismo, con esa monotonía agradable de quien sabe lo que va a venir.
Pero ese día, algo iba a
cambiar, tal vez la rutina se desplazase unas milésimas de segudo, pero
suficientes para volver al reves ese mundo perfecto en el cual Catalina
se setía segura.
Era la noche de Halloween, menuda estupidez, pensó, no sé porque le damos tanta importancia a estas fiestas americanas, total, al final es solo consumismo puro y duro.
Muchos compañeros habían intentado cambiar los turnos para estar con
sus hijos esa tarde y disfrutar con ellos y con sus disfraces yendo de
puerta en puerta pidiendo truco o trato.
Carolina no tenia ese problema, no tenía hijos, de hecho esa nunca
fué una opción en su vida. Por un momento recordó a Andres, y su cara se
tiño de tristeza,
Andres fué su novio, el primero y también el último. Se conocieron
en el Instituto, fué un Amor a primera vista, desde que se vieron por
primera vez ya nunca mas se separaron y forjaron juntos un proyecto de
vida en comun, hasta que un accidente estúpido, como suelen ser siempre
los accidentes, se lo llevó una tarde cuando iba a buscarla en su moto
nueva.
Andrés nunca llegó y Catalina dejó que su corazón se congelase y se
secase hasta parecer algo oscuro que todavía dolia cuando llegaba la
noche y hacía frio.Por eso necesitaba trabajar, para no dormir mientras
él o estaba.
Siguió caminado hacia la fábrica, con el alma encogida y una
lágrima broto de sus ojos viejos al recordarlo.Cerró su alma por esa
noche y se abrigó, se le estaba haciendo tarde.
Cuando llegó no había nadie. No se extrañó pues solía ser la
primera muhas noches. Avanzó con paso decidido hacia la máquina de
fichar e introdujo la tarjeta que esa noche sonó de forma distinta...
Carolina entró en la fábrica y
el sonido de una puerta la hizo estremecer, aquello no se parecia en nada a
lo que conocía, intentó retroceder hacía la salida y algo
húmedo le cortó el paso, chilló aterrorizada y corrió sin rumbo, entre
sacos que se elevaban en una danza macabra.. cayó al suelo y como pudo
se escondió en un rincón, intentando no hacer ruido, pero el silencio
era estremecedor, doloroso y frio. Algo leve le pasó rozando con un
aullido. Levantó los ojos y vió algo transpaente que giraba en espirales
por encima de su cabeza.
Era
hipnótico, quería alejarlo pero no podía, como un ser etéreo que atraviesa dimensiones, pensó en fantasmas, Dios, estaba loca!.
Se arrastró buscando la salida pero no estaba sola, un cadaver sin
manos intentaba lo mismo, chilló y en ese momento aparecieron cientos de
calabazas gigantes que abrian sus bocas descaradas y su ojos sin
cuencas y avanzaban, avanzaban hacia ella...
Catalina giró y se incorporó, sabía que estaba cerca de la puerta,
se conocía la nave como su propia casa. La tenía a un metro escaso e
intuia que no iban a darle otra oportunidad. Que curioso, nunca quiso
otra oportunidad, solo morirse, desde que desapareció Andres y ahora que
lo tenía tan fácil, se encontró pensando que era demasiado joven para
morir, que todavia le quedaban muchísimas cosas que hacer...
Saltó como solo sabe
hacerlo la desesperación, a ciegas, y alcanzó el picaporte, a la vez
que una sombra envolvia su mano y gritö Nooo y abrió la puerta y otra
mano la agarró y la sacó.
Catalina abrió los ojos y
alguien le preguntó, cariño, otra vez esas pesadillas?, y sintio unos
brazos fuertes que la abrazaban y un vocecita que gritaba, mami, mami,
es Halloween, puedo vestirme de bruja???
Abrió los ojos y ya
no había oscuridad, el sol inundaba tímidamente la habitación y al filo
de sus reflejos dorados, pudo ver a su marido y a su hija que la miraban
llenos de Amor y Catalina soñó que porfin, llegaba a casa.
Feliz noche de Halloween, ahh y tened cuidadado sin salis solos...
Bss
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