Solo faltan dos meses para Navidad. Es una época del año que a mi particularmente me encanta, me recuerda momentos felices y me hace retroceder en el tiempo, cuando todavía estaba mi padre con nosotros.
Siempre procurábamos estar todos juntos el día de Nochebuena y Navidad y esa tradición siguió durante muchos años, incluso una vez, la primera en casi 30 años que no pude estar con ellos, pero me sentia tan triste esa noche, que un amigo me llevó la mañana de Navidad a mi casa, a casi 100 km de distancia,solo para llegar hasta la puerta y entre la nieve que caía, dejar una gran cesta con turrones de frutas para mi padre, del duro para mi madre, de chocolate para mis hermanos, de higos, pasas, nueces... que yo sabia que les gustarían, incluso metimos una botella de fino Laina que era el preferido de mi padre. Tocamos el timbre y nos marchamos.
Durante mucho tiempo se habló de aquello en casa de mis padres, y cuando lo oia,me sentia feliz, porque un año más, había podido compartir la alegria de estar juntos por Navidad, aunque solo fuese a través de algo tan sencillo como aquella cesta.
Ahora la Navidad es diferente, él ya no está pero su espíritu permanece con nosotros y siempre lo recordamos en un montón de detalles.
Intento traer el espíritu navideño y conservarlo para mi hija .
Nos encanta poner el árbol en el puente de la Inmaculada y Lucía siempre pone la estrella mientras nos hartamos de cantar villancicos.Vamos a mercadillos e intentamos colaborar en lo que podemos para que otras personas también puedan celebrar la Navidad.
Este año va a ser especial, pues el árbol se va a llenar de galletas decoradas hechas por nosotras dos y que voy a guardar como un tesoro para las futuras generaciones.
Os dejo alguna de las fotos que hice de galletas de Navidad. habrá más, por supuesto, hare ángeles, hojas , muchos, muchos árboles, muñecos de nieve, guirnaldas...
Os deseo todo lo mejor!.
